Iñigo Navarro Mendizabal es co-director del Observatorio LegalTech & New Law Garrigues – ICADE y Profesor Ordinario de Derecho Privado de la Universidad Pontificia Comillas. Ha sido Decano de la Facultad de Derecho de ICADE entre 2011 y 2021 y en su investigación, docencia y conferencias está especializado en Legaltech, Derecho de contratos, Responsabilidad civil, Derecho civil y Liderazgo.
The Technolawgist ha hablado con Iñigo sobre el Observatorio y otras cuestiones.
Cuéntanos con qué propósito nace el Observatorio Legal Tech & New Law Garrigues-ICADE.
El Observatorio nació con los objetivos de analizar cómo la tecnología está transformando realmente la actividad en el ámbito del Derecho y experimentar, crear Legaltech, divulgar y transferir conocimiento y resultados.
Para lograrlo nos hemos establecido como un punto de encuentro neutral en el que todos los operadores jurídicos, tecnólogos y personas interesadas son bienvenidas y acogidas. Para el avance del Legaltech es necesaria tanto la colaboración de muchas personas e instituciones con backgrounds diferentes como la implicación de todos: empresas, administraciones, abogados, procuradores, Notarios, Registradores, Jueces y Magistrados, Fiscales, Académicos, estudiantes… Si te va a afectar (y seguro que así va a ser), debes estar presente en su desarrollo.
También nos dedicamos a la investigación sobre esta materia y tenemos diversos Laboratorios en los que desarrollamos proyectos de Legaltech.
Una de las iniciativas del Observatorio es el KTech Lab centrado en la digitalización de los contratos y la aplicación de la computación a este ámbito: ¿Qué nos dices de esta interesante propuesta?
Soy profesor de Derecho de contratos y veo cómo los contratos son el punto de conexión para todo intercambio, para toda la relación entre personas, empresas e instituciones.
El contrato es la unión, es el link, es gracias a lo que se produce la sinapsis. El contrato es lo que hay siempre en el medio de cualquier relación.
Por otro lado, el mundo en el que vivimos es tecnológico. Por muy alejado que pretendas vivir de la tecnología, esta nos rodea en todo momento y no se puede negar. Da igual dónde estés leyendo esto, lo cierto es que tu contexto es global y tecnológico, estés donde estés.
De las dos ideas anteriores se deduce la importancia de la digitalización de los contratos: los contratos son el medio que sirve para todo tipo de intercambio y esto se produce en una sociedad tecnológica, por lo que los contratos se realizan crecientemente a través de la tecnología. Todo el derecho de contratos del s. XXI tiene su reflejo tecnológico y por eso es trascendental realizar una adecuada digitalización de los contratos. Si se me permite, es la codificación del s. XXI y habrá un nuevo sistema tecnológico de contratos.
“NewLaw” versus “Old Law”: ¿Un estudiante de derecho debe tener conocimientos de programación?
El enfrentamiento entre New Law and Old Law llama la atención sobre el cambio que se ha producido en la forma de hacer las cosas y los nuevos servicios que se pueden ofrecer gracias a la tecnología. Las nuevas formas de prestar servicios jurídicos son cada vez más eficientes y de más calidad gracias a la tecnología. El Legaltech es como el Waze o el Googlemaps para conducir por una gran ciudad. Se puede conducir sin esas apps, pero te pierdes más, llegas más tarde, no evitas los atascos…
Igualmente se irán creando cada vez más servicios de calidad para todos los ciudadanos. Los despachos de abogados pondrán al servicio de sus clientes tecnología que les permitirá lidiar con cuestiones jurídicas que hasta ahora no podían abarcar.
En cuanto a la pregunta concreta: que haya personas hibridas es magnífico, juristas que sepan programar y programadores que sepan Derecho, pero no es imprescindible. Más importante es que las instituciones tengan presente la necesidad de contar con tecnólogos para poder desarrollar su prestación de servicios en este mundo tecnológico.
Los estudiantes y juristas deben ser conscientes del entorno tecnológico en el que vivimos, ser capaces de entenderlo, ver sus potencialidades y usar la tecnología a pleno rendimiento. De hecho, hay muchas posibilidades de programar sin código (como Bryter) que creo que deberían ser conocidas por los estudiantes de Derecho para mejorar su formación.
Para resumir, un estudiante de Derecho tiene que saber muchísimo Derecho, pero sin lugar a duda, debe también saber usar la tecnología que es útil en el mundo del Derecho.
¿De qué manera la universidad puede promover y acelerar el proceso de innovación en el sector legal?
Las universidades son instituciones centenarias que deben vivir totalmente enraizadas y adaptadas al mundo en el que existen si no quieren quedarse como reliquias del pasado. Deben estar abiertas al Legaltech y promoverlo y esto, desde luego, debe calar no solo en los programas y planes de estudio, sino en todas las asignaturas. ¿Se puede explicar Derecho del consumo sin tener en cuenta que el consumo y las reclamaciones que se generan se realizan mayoritariamente a través de plataformas digitales?
Que una Universidad esté abierta a la tecnología supone que los alumnos deben ser capaces de «trastear», «cacharrear» o «como se quiera decir» con soluciones Legaltech y plantearse problemas, participar en hackathons de Legaltech…. En cuanto los alumnos se ponen manos a la obra y ven lo que pueden hacer, su percepción de la tecnología cambia y se ensancha su conocimiento de esta materia.
De hecho, en el mundo universitario existen iniciativas muy inspiradoras para el ecosistema Legal Tech: ¿cuáles son para ti los referentes?
El gran referente es Stanford con CODEX, el Stanford Center for Legal Informatics. Sus proyectos, publicaciones, puntos de encuentro, jornadas de reflexión están a la vanguardia en esta materia. Para nosotros en el Observatorio son una gran inspiración y es un lujo que compartan con toda la comunidad tantos avances y desarrollos.
Un último mensaje para los jóvenes estudiantes de derecho.
Militad en un razonable tecno-optimismo. Por más que algunos Old fashion lawyers crean que la tecnología es un enemigo a batir y que lo viejo siempre es mejor, la tecnología será vuestra gran aliada para ser mejores juristas que hagan las cosas mejor y que hagan más cosas.
En el fondo, me dais envidia por las maravillosas herramientas que podréis utilizar, vais a ir a hombros de gigantes y vais a contribuir a la transformación del Derecho y de la sociedad. Colaborad para lograr, con estas herramientas, un mundo más justo para todos.
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