Jose Mª es director de Derecho Práctico, publicación online especializada en gestión del despacho, legaltech y habilidades de la abogacía. Creador de la Guía Legaltech, marketplace para poner en contacto a juristas con proveedores de información y tecnología legales y de Abogazía, programa de eventos formativos para estudiantes de Derecho y abogacía joven.
The Technolawgist ha hablado con José Mª sobre las cuestiones más relevantes que están impulsando un cambio en el sector legal.
Siendo el creador de la Guía Legal Tech cuéntanos qué arrojó el 2022 en este sector.
Este 2022 ha apuntado cosas muy interesantes. Muchas operaciones de fusión o compras, entre las que brilla con luz propia la del Grupo Karnov adquiriendo los negocios de información jurídica de Thomson Reuters y Wolters Kluwer. Estamos hablando de marcas como, La Ley Digital, Aranzadi Fusión o El Consultor de los Ayuntamientos.
También hemos observado cómo algunas legaltech están pivotando hacia otros verticales. Os pongo el ejemplo de Councilbox, que sin abandonar su solución legaltech está abriéndose, de forma muy exitosa, hacia el govtech, en esa tendencia lenta pero imparable de la transformación digital en las administraciones públicas.
Y ya que hablamos de Councilbox, que emplea tecnología blockchain, debemos señalar a esta tecnología disruptiva como protagonista en el ecosistema legaltech. Algo curioso cuando parece que el mundo cripto parece que empieza a perder fuelle.
Finalmente, nos da la impresión que este pasado año ha sido como un trampolín que va a impulsar la implantación de la inteligencia artificial en el mundo jurídico. El impacto de ChatGPT en el último trimestre ha sido muy bestia, pero en 2023 prevemos que será espectacular. También se empieza a hablar de Visión Artificial, con herramientas como DALL-E. Si a eso sumamos la sede de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial en A Coruña y el futuro Reglamento, el escenario se antoja realmente prometedor.
Se podría decir que el 2022, en la «era post-pandemia», representa el año de concienciación colectiva: ¿está el sector convencido de la necesidad de implementar legal tech?
Si hablamos de la abogacía, hay que separar los despachos de las asesorías jurídicas. Estas necesitan tecnología legal, sin duda, pero en muchos despachos pueden creer que legaltech no es prioritario, porque tienen cosas más urgentes. Eso sí, las firmas legales que trabajan para empresas y especialmente para departamentos legales sí que están concienciados, porque precisamente esos clientes ya lo exigen.
Luego hay que distinguir entre las legaltech de implementación sencilla y las que exigen una implementación más laboriosa. Y en estas últimas, que pueden abarcar desde un software de gestión legal hasta una herramienta de automatización o de análisis y revisión de contratos, hay que poner en foco en las personas y en los procesos. Porque comprar tecnología sin tener en cuenta el equipo humano es comprar también problemas. Y contratar tecnología sobre un mapa de procesos erróneo, deficiente o inexistente, también es tirar el dinero.
Finalmente, vemos iniciativas muy interesantes en el Poder Judicial y en el Ministerio de Justicia. El Plan Justicia 2030, el Foro de Transformación Digital de la Justicia auspiciada por el Ministerio con la participación de multitud de operadores públicos y privados, programas formativos y editoriales generados desde el Consejo General del Poder Judicial. Cada vez vemos más jueces con visión y conocimiento alrededor de la tecnología y la innovación. Esto pinta muy bien, aunque no será fácil ni rápido.
En el ecosistema legal tech es decisivo el concepto de legal innovation. Incorporar tecnología implica mayor digitalización, pero no siempre implica mayor innovación: ¿es el sector jurídico más innovador ahora o se arrastra tras la ola de innovación en otros sectores?
El sector legal, en general y por su propia idiosincrasia, no es un dechado de disrupción o innovación. Por lo tanto, se antoja muy recomendable la inspiración en otros verticales que ya han iniciado su camino en la estrategia de innovación. No para copiar esa ruta, sino para extrapolar sus éxito y fracasos a un mundo con una tendencia clara al conservadurismo.
No creo que deba dejarse arrastrar por otros sectores, debe tener su propio timing, el que le van a marcar los clientes. Sin olvidar que la innovación no se habla, se hace. Y aunque tecnología e innovación no tienen que ir irremediablemente de la mano, creo que, el diseño de acciones innovadoras apoyadas en tecnología, son mucho más eficaces. Pero déjame que insista en la orientación al cliente, en pensar en sus necesidades y ver si nuestros servicios las cubren.
A veces puede parecer esa estresante, esa necesidad de innovar continuamente, de pensar en nuevos servicios y productos, pero si lo aceptamos como una parte del juego y lo incorporamos a nuestro modelo de negocio, hasta lo podemos pasar bien.
Consideras que un abogado es más completo si tiene conocimientos de TIC y programación: ¿perfiles «tecnolegales» o «tecnos» en los equipos legales?
Tener perfiles tecno en los equipos legales puede resultar poco práctico si los abogados con los cuales trabajan codo a codo no tienen ese perfil tecnolegal para poder comunicarse con ellos con cierta fluidez. Parece claro que la abogacía experta en TIC, robótica, IA, etc., necesitan de forma obligada tener esos conocimientos: ya se de forma intensa o simplemente ‘chapurreando’ lenguajes de programación, algo que asegure que el jurista conozca la lógica computacional. Lo que nos lleva a pensar que también los profesionales techies necesitan adquirir conocimientos jurídicos básicos, pero esa es otra historia.
La cuestión es si sólo los juristas expertos en las materias que hemos mencionado deben desarrollar esas habilidades y conocimientos. Es decir, en plena revolución tecnológica como la que vivimos, donde, por ejemplo, las pruebas cada vez en mayor medida tienen una naturaleza digital, ¿deben los abogados de familia o laboralistas adquirir un perfil tecnolegal, aunque sea de menor intensidad?
Legal tech y legal innovation al servicio del cliente y del talento. Los jóvenes estudiantes de derecho con mentalidad digitalizada buscan la mejor tecnología: ¿qué les dices?
Creo que no podemos suponer de antemano que las nuevas generaciones, sólo con el hecho de ser jóvenes, tienen mentalidad o actitud digital. Ser nativos digitales ayuda muchísimo, porque no tienen que desaprender como nos pasa a los boomers y a otras generaciones, pero lo cierto es que los Grados de Derecho adolecen de una escasez de contenido alrededor de legaltech, innovación, gestión. En los Posgrados sí que hay cada vez más una oferta formativa adaptada a los nuevos tiempos. Se ven y se adivinan cambios, pero en estos momentos la mayoría de chicos se lanzan al mercado profesional, tras el Grado y el Máster de Acceso, con una mano detrás y otra delante en este tipo de conocimientos porque no les están preparando para la realidad de ese mercado.
Diría a la generación Z legal que hagan un esfuerzo complementario para desarrollar estas habilidades que las empresas y despachos están empezando a exigir, junto a la excelencia técnico jurídica y skills vinculadas a la generación de negocio. La parte buena es que vemos que esa oferta formativa en tecnología, gestión e innovación es cada vez más abundante, en formato máster, curso, eventos o jornadas.
Derecho Práctico se ha convertido en una plataforma referente en el ámbito legal tech: danos cuatro claves de su misión.
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