En el año 2019 se empezó a poner en valor la toma de conciencia en el sector legal de la necesidad de innovar. En ese momento ya sabíamos que el sector legal había entendido que la incorporación de herramientas tecnológicas sofisticadas a la prestación de servicios jurídicos y la innovación eran aspectos esenciales para su supervivencia.
En un principio se destacaba la figura del Head of Legal Innovation como pieza fundamental o motor del cambio. Sin embargo, la conciencia colectiva de la necesidad de innovar en el sector ha llevado a promover iniciativas creativas que van más allá y que demuestran que la inversión en recursos para conseguir fórmulas atractivas para los clientes y profesionales es imprescindible.
De una manera o de otra, los despachos de abogados y departamentos legales empiezan a dar forma a espacios en los que, seriamente se prueban, testean y crean las mejores propuestas para alcanzar un asesoramiento legal, cercano, ágil y rápido, con formatos digitales e innovadores.
Esos espacios, imprescindibles en el ecosistema legal, son los llamados Legal Innovation Lab, entendidos como auténticos laboratorios creativos en los que ya no es necesario culturizar sobre la necesidad de innovar, sino directamente buscar las mejores formas de hacerlo con visión global.
Cuando hace 4 años se empezó a hablar del Head of Legal Innovation como motor del cambio hacia la innovación en los despachos de abogados y departamentos legales, y se destacaban sus grandes retos, en cierto modo se presentaba como una figura en solitario sobre la que recaía el peso y la responsabilidad de hacer avanzar el asesoramiento jurídico hacia fórmulas más disruptivas y ágiles. Se podría decir que era el “superhéroe del momento”: concienciado y motivado, rara avis en el sector.
Pues bien, el sector legal va avanzado de fase y va evolucionado hacia formas más sofisticadas. Es extraño que una organización de cierto tamaño no cuente con un espacio destinado a la innovación o al menos no lo incluya en su plan estratégico de futuro. Y, aun así, según los datos de la State of Practice Survey de Bloomberg (2022), el sector está muy verde todavía.
No obstante, existen buenos ejemplos de innovación estructurada en el sector.
El despacho de abogados Red Smith acaba de hacer público el lanzamiento de su Legal Innovation Lab como laboratorio que fomentará la creación de equipos, proporcionará un análisis integral del servicio al cliente y acelerará el crecimiento profesional y la perspicacia en tecnología legal en la firma.
Y en el ámbito de los departamentos legales un buen ejemplo lo encontramos en el McKinsey Legal Lab (MLL), que se presenta como la primera incubadora y aceleradora de innovación de su tipo para un departamento legal global con propuestas muy creativas e inspiradoras.
Una importante cuestión es la relativa a los perfiles necesarios o más idóneos para crear un Legal Innovation Lab.
De entrada, parece que nadie cuestiona que la clave del éxito es organizar un equipo multidisciplinar en el que la reflexión y pensamiento colectivo sean la metodología utilizada:
- Experto en procesos de innovación con experiencias transformadoras que puedan replicarse o implementarse en el sector legal (head of legal innovation).
- Experto en tecnología que seleccione la más idónea para mejorar los procesos más importantes de la organización, internos y externos (software, Inteligencia artificial, blockchain, protección de datos, análisis de datos)
Hasta aquí, nada nuevo.
Sin embargo, podríamos considerar otros perfiles cada día más necesarios en el avance hacía la innovación en el sector:
- Experto en Design Thinking, será imprescindible para repensar los modelos actuales ya caducos. Auténticos profesionales de la creatividad.
- Expertos en Legal Design como impulsores del cambio para repensar la cultura global de formatos arcaicos y poco atractivos.
- Experto en Legal Ethics, porque la prestación del servicio legal debe respetar siempre las normas con sustrato ético que no pueden eludirse con fórmulas tecnológicas innovadoras.
- Experto en coaching emocional para detectar las necesidades de profesionales y clientes que deben mejorarse a través de la innovación. La salud mental y sobrecarga de trabajo son temas recurrentes en el sector.
Innovación, creatividad, tecnología y diseño pero con ética y respeto a la salud mental.
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