Los avances tecnológicos se suceden velozmente y con ello aportan nuevos modelos y ecosistemas que llevan a tener que aprender y analizar situaciones cargadas de conceptos innovadores con una complejidad específica desde una vertiente legal.
Unos de esos conceptos es el Web3 al que ya hicimos referencia (Web 3, una gran revolución basada en tecnología blockchain: del poder de las grandes tecnológicas al poder de los usuarios), que si bien, está en fase de desarrollo, plantea multitud de cuestiones legales y en consecuencia, la necesidad de una generación de abogados formados en este ámbito.
Según los datos de Crunchbase, los principales grupos de capital riesgo a nivel global, invirtieron $17,900 millones en startups de Web3 el año pasado y según el Informe de Emerging Tech Indicator (Emerching Tech Research, PitchBook), Web3 & DeFi fue el área más grande de inversión de Emerging Tech Indicator (ETI) por tercer trimestre consecutivo, con $ 2.0 mil millones invertidos en 29 acuerdos.
Además, entre las conclusiones del Informe destaca el dato relativo al metaverso, surgiendo como un tema fuerte dentro de Web3 y DeFi, ya que varias empresas emergentes de ETI en la industria del juego y las criptomonedas incorporaron el término como una parte clave de su marca.
Se podía decir que existe un movimiento colectivo hacia la Web3 por parte de todos aquellos que quieren invertir en el futuro, aún a pesar de que esté por definir, si bien se estima que el auge de la Web3 impulsará el PIB mundial en 1,76 billones de dólares durante los próximos diez años. Por tanto, no es de extrañar que de manera paralela aparezcan abogados ofreciendo sus servicios en la especialidad de Web3 y metaverso.
La pregunta sería si realmente existen asesores legales expertos en estos temas, teniendo en cuenta la fragmentación y precariedad del marco regulatorio y lo incipiente de estos conceptos y de su desarrollo, o estamos viviendo una ola inmensa que arrastra al sector económico, tecnológico y legal, con cierto efecto de histeria colectiva por no quedarse fuera.
Sea como fuere y con la cautela necesaria, una nueva generación de abogados está en ciernes. Profesionales del derecho que entiendan bien las estructuras tecnológicas que sustentarán la futura Web3 y el metaverso, de la mano de expertos en desarrollo de cadena de bloques, programación, diseño de metaverso, etc. No se trata, por tanto, de contar con abogados formados en estas cuestiones sino de equipos multidisciplinares que puedan abarcar el análisis integral de todos los aspectos que la realidad económica virtual paralela puede presentar.
La abogada experta en Web3, Jamilia Grier (ByteBao), afirma que tenemos que asumir el hecho de que los abogados y los estudiantes de derecho deben comenzar a prestar atención a Web3 y al metaverso al configurar y diseñar un mundo virtual donde los usuarios pueden poseer propiedades, crear contratos y participar en otras muchas actividades. Y se pregunta: ¿cómo conectamos las viejas leyes con esta nueva tecnología? Eso es algo que hay que explorar, dice.
Por su parte, la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz (cofundador de a16z) ha hecho público que está configurando un equipo de expertos dedicado a la investigación criptográfica y web3 dirigido por Dan Boneh, profesor de informática e ingeniería eléctrica en la Universidad de Stanford, e integrado por profesores de esta universidad y de la universidad de Columbia.
Precisamente, Marc Andreessen y Chris Dixon (a16z) dicen en el Podcast Bankless, que Web3 y su tecnología de cadena de bloques subyacente le recuerdan el surgimiento de la primera Internet no siendo de extrañar que en este tema estén trabajando las personas más inteligentes del mundo.
A la vista de todos lo anterior, no sorprende tampoco que el asesoramiento en cuestiones legales derivadas de la Web3 emerja como una de las especialidades del sector legal en la actualidad, aunque en un grado incipiente, puesto que la primera fase del proceso es conocer y entender que es Web3 de la mano de esos expertos informáticos.
Suscríbete a nuestro newsletter aquí.
