En el último año nos rodean conceptos relativos al avance tecnológico que intentamos asimilar a la velocidad del rayo porque precisamente a esta velocidad es a la que se van produciendo. Todos vivimos con y por internet y no nos planteamos una vida diferente, sencillamente es nuestra vida (con sus ventajas y con sus grandes inconvenientes).
Pues bien, uno de esos nuevos conceptos es el de web 3 que podríamos entender como una nueva fase en la evolución de internet. Efectivamente, primero fue web 1.0, después web 2.0 y ahora web 3.
La primera fase de internet, web 1.0, nos permitió fundamentalmente leer información mediante el acceso a contenidos a nivel global. La segunda fase, web 2.0 supuso la posibilidad no solo de estar informados sino también de interactuar (creación de contenidos, por ejemplo, Wikipedia, blogs y más tarde redes sociales). Y ahora la web 3 que parece estará funcionando en un futuro no muy cercano y representa el avance hacia la descentralización.
Las características de este nuevo internet son:
- Software de código abierto: comunidad de desarrolladores abierta y transparente en la que no hay dueño del código, sino que pertenece a la comunidad.
- Autogestión de la privacidad : el usuario decide si quiere revelar su voluntad o quiere mantener su anonimato.
- No intermediación: los usuarios pueden actuar sin intermediario y sin autorización de un poder u órgano rector.
- Democratización de las decisiones: las actuaciones a ejecutar son decididas por la comunidad, por los inversores que participan en la cadena de bloques.
De entrada, parece que esta nueva versión de internet comulga mal con la obtención masiva de datos y su procesamiento: ¿y que futuro le espera una Big Tech sin datos? Esto es precisamente lo que se empiezan a preguntar muchos.
En definitiva, este avance, sin lugar a dudas disruptivo, se basa en la tecnología blockchain y la consiguiente inversión en tokens para obtener poder de decisión como miembro de la comunidad. Una forma descentralizada de gestionar decisiones a través de las DAO (Autonomous Organization Decentralized). De acuerdo con este internet el poder pasaría de las grandes empresas tecnológicas a los usuarios.
El aumento de NFTs (non fungible token) y el gran atractivo que representa el llamado Metaverso parecen indicar que este internet descentralizado tiene buena aceptación en la sociedad. Esto comportará desde un punto de vista legal la necesidad de trabajar las cuestiones jurídicas esenciales de la cadena de bloques (que no son pocas) y construir una regulación sólida que garantice la protección y seguridad de los usuarios.
Sea como fuere, es muy importante la labor de alfabetización en estos conceptos disruptivos como el de web 3 para que la sociedad pueda ir entendiendo el internet del futuro.
Suscríbete a nuestro newsletter aquí.