Las Decentralized Finance (DeFi) son la gran tendencia en el ecosistema blockchain ya que ofrecen productos financieros a cualquiera que quiera beneficiarse de la posibilidad de hacerlo sin intermediarios, sin necesidad de realizar solicitudes ni procesos formales estandarizados en el sector bancario. Son finanzas disruptivas ejecutadas en una cadena de bloques a través de Smart Contracts y, por tanto, no necesitadas de un intermediario financiero tradicional.
El uso y despliegue de las DeFi en el ámbito financiero descentralizado tiene su origen hace escasamente tres años en la cadena Ethereum, pero su crecimiento está siendo exponencial en el último año. Según señala, Marc Powers (Why aren’t more law schools teaching blockchain, DeFi and NFTs?), el mercado DeFi ha crecido de un ecosistema de menos de $1 mil millones a principios de 2020, a uno de más de $250 miles de millones en la actualidad.
Por su parte la firma de análisis de blockchain, Chainalysis, señala en su reciente informe que la actividad registrada en criptomonedas desde Europa la convierten en la mayor economía del mundo de criptomonedas, siendo a consecuencia del alto volumen negociado dentro de los ecosistemas en los protocolos DeFi.
Este crecimiento trepidante de las DeFi requiere que estemos atentos a su evolución.
DeFi y Fintech
Las Fintech (Financial Technologies) son instituciones financieras tradicionales (y por tanto centralizadas) que utilizan los avances tecnológicos para mejorar la experiencia de cliente. En consecuencia, son finanzas digitalizadas, en las que se emplea software, pero con la intervención de intermediarios y reguladores.
Las DeFi tienen todas las ventajas de operar en una cadena de bloques o blockchain ya que fundamentalmente las operaciones son transparentes, inmutables y descentralizadas al utilizarse claves criptográficas en su funcionamiento. Son, por tanto, productos financieros que se ejecutan en cadenas de bloques descentralizadas.
Conceptos básicos de las DeFi
Auditoría
La auditoría de contratos inteligentes es un sistema que se introdujo en criptografía para dotar de seguridad a la cadena y ayuda a garantizar la seguridad del espacio Defi. Los white hat hacker (hacker ético) y los expertos informáticos, auditan los contratos para asegurarse de que sean seguros para el inversor medio.
APY
Porcentaje de rendimiento anual, APY, es uno de los conceptos más importantes en DeFi. Es la tasa de rendimiento de una inversión después de considerar el capital y el interés compuesto refiriéndose al retorno de la inversión que se puede esperar de un activo en un período de un año.
AML
Por sus siglas en inglés, Anti-Money Laundering, se refiere a la políticas anti blanqueo de dinero en el tráfico de criptomonedas y aplicaciones DeFi.
Bonding curve
Es una fórmula matemática que se utiliza para establecer una relación entre el precio de un token y su oferta.
CEX
Intercambio de criptomonedas centralizados (Centralized Exchange) que trabaja con un tercero u organismo de autoridad con una dirección física y una estructura corporativa.
DEX
Intercambio de criptomonedas descentralizados (Decentralized Exchange) que no están dirigidos por nadie. Es una red Peer-2-Peer que opera con Smart Contracts en la que los usuarios compran y venden directamente entre sí.
Componible
Un producto o protocolo DeFi se integra fácilmente con otros y, por lo tanto, es más útil y eficiente (Composable).
Creador de mercado automatizado
Por sus siglas en inglés, Automated Market Maker, AMM, es un grupo de comercio de activos descentralizado que permite a los participantes del mercado comprar o vender criptomonedas.
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Estas son algunas de las siglas que es preciso dominar para desenvolverse en el universo de las DeFi en aumento creciente con el consiguiente debate acerca de su hipotético sometimiento futuro al marco regulatorio aplicable a las entidades bancarias y financieras, y máxime después del The Financial Action Task Force Draft Guidance (FATF en EEUU). El borrador proponía que las partes que intervienen en la creación, desarrollo e implementación del software de protocolo de DeFi, pero que no actúan como intermediarios controladores del dinero de los clientes, deberían ser considerados como “proveedores de servicios de activos virtuales” (VASP) y, por tanto, someterse a las obligaciones ALD-CFT (Combating Money Laundering and the Financing of Terrorism) / KYC (Know Your Customer). En definitiva, si así fuera serían tratados como bancos u otras entidades financieras tradicionales.
Es verdad que las DeFi permiten a las partes crear acuerdos económicos complejos que se ejecutan automáticamente sin intervención de intermediario central, pero someterlas al marco regulatorio de las estructuras centralizadas probablemente no acabaría con el fenómeno e incluso generaría más inseguridad jurídica fomentando las plataformas alternativas.
Alexander Lipton y Lewis Cohen (DeFi: a pathway forward), señalan que una mentalidad de cumplimiento basada en intermediarios nos sirvió durante más de 70 años desde la II Guerra Mundial, pero será un fracaso abyecto si se aplica a las DeFi: “DeFi representa una oportunidad única para repensar nuestra estructura financiera desde cero”.
En su interesante artículo plantean la posibilidad de una tercera vía, en lugar de imponer a las DeFi las obligaciones de las finanzas tradicionales, se trataría de considerar estas plataformas alternativas como finanzas automatizadas (Automated Finance) en lugar de finanzas descentralizadas, pudiendo ser operadas tanto por empresas de servicios financieros tradicionales como por los nuevos participantes del mercado. Como señalan los autores, este enfoque requeriría un compromiso tanto de los reguladores como de la industria.
Finalmente, recuperamos la preocupación de Marc Powers: «Why aren’t more law schools teaching blockchain, DeFi and NFTs?»
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