Parece que el Internet tal y como lo entendemos actualmente está quedando obsoleto y las necesidades de experimentar las posibilidades infinitas de un nuevo universo tecnológico empujan hacia algo que se llama Metaverso.
La denominación se le atribuye al escritor Neal Stephenson al utilizarla en su novela Snow Crash (1992) para describir el mundo virtual en el que el protagonista, Hiro Protagonist, vive, socializa, compra e incluso vence a los enemigos del mundo real a través de su avatar. Si bien, el concepto es anterior a Snow Crash y se popularizó como «ciberespacio» en la innovadora novela de William Gibson Neuromancer (1984) según indica el profesor de la universidad de Michigan Rabrinda Ratan (Ratan y Lei en The Conversation). Posteriormente es reinventado en la novela de Ernest Cline, Ready Player One para referirse a un mundo digital completamente realizado (realidad virtual) que existe más allá del mundo analógico en el que vivimos.
De entrada, aunque este concepto (aún no perfectamente definido) va ganando en popularidad por lo que se refiere a su creciente aparición en el mundo de la comunicación a través de las noticias que lo presentan como principal protagonista de un hipotético futuro, lo cierto es que el Metaverso no existe actualmente. Y, por tanto, todas las referencias a este universo tecnológico digamos que deben entenderse como referencias a un concepto en construcción. En definitiva, que se acuña el término Metaverso, pero para referirse a algo que no está cerrado conceptualmente. Y no es de extrañar porque esa conceptualización no está exenta de enormes dificultades, no solo por la complejidad tecnológica que implica hacerlo realidad sino también por la enorme abstracción que requiere solo imaginarla.
Se podría decir que el Metaverso es una especie de Internet digital «conectado», una manifestación de la “realidad real”, pero basada en un mundo virtual (similar a un parque temático), según el experto ensayista Matthew Ball. Siendo probable que este tipo de experiencia de realidad virtual sea tan solo un aspecto del Metaverso, el propio experto recuerda que, así como era difícil imaginar en 1982 lo que sería el Internet de 2020, y aún más difícil comunicarlo a aquellos que nunca habían «iniciado sesión» en ese momento, realmente no sabemos cómo describir el Metaverso (The Metaverse: What It Is, Where to Find it, Who Will Build It, and Fortnite).
Sin embargo, Matthew Ball sí se ha atrevido a identificar sus atributos principales y lanza la siguiente propuesta:
- Es persistente, es decir, nunca se «reinicia», «pausa» o «finaliza», simplemente continúa indefinidamente.
- Es sincrónico y en vivo: a pesar de que los eventos preprogramados y autónomos sucederán, tal como sucede en la «vida real», el Metaverso será una experiencia viva que existe de manera consciente para todos y en tiempo real.
- No tiene ningún límite para los usuarios simultáneos y, al mismo tiempo, brinda a cada usuario un sentido individual de «presencia»: todos pueden ser parte del Metaverso y participar en un evento /lugar / actividad específicos juntos, al mismo tiempo y con una agencia individual.
- Es una economía en pleno funcionamiento: las personas y las empresas podrán crear, poseer, invertir, vender y ser recompensados por una gama increíblemente amplia de «trabajo» que produce un «valor» que otros reconocen.
- Es una experiencia que abarca tanto el mundo digital como el físico, las redes/experiencias privadas y públicas, y las plataformas abiertas y cerradas.
- Ofrece una interoperabilidad sin precedentes de datos, elementos /activos digitales, contenido, etc.
- Está poblado por «contenido» y «experiencias» creadas y operadas por una gama increíblemente amplia de colaboradores, algunos de los cuales son individuos independientes, mientras que otros pueden ser grupos organizados informalmente o empresas con enfoque comercial.
En el plano de la concreción, Internet de hoy está estructurado en torno a servidores individuales que se comunican entre sí según sea necesario. Por tanto, actualmente una interacción de Internet depende de que un servidor específico se comunique con otro servidor o un dispositivo de usuario final y aunque aparentemente parezcan interacciones simultáneas en realidad son diferentes instancias separadas. El Metaverso se plantea como una comunicación simultánea de varios a varios.
La idea es que sea una plataforma fuertemente descentralizada construida principalmente sobre estándares y protocolos basados en la comunidad (como la web abierta) y una plataforma o sistema operativo Metaverso de «código abierto» (aunque no excluye plataformas cerradas dominantes en el Metaverso), según el propio Matthew Ball.
El resultado: fusión de la realidad física con la realidad virtual que permita vivir, sentir, socializar, comprar, vender, invertir… en el universo digital en el que nos veremos inmersos. Pero el Metaverso no será un enorme videojuego, aunque ejemplos como Fortnite, Minecraft y Animal Crossing, que actualmente son videojuegos con millonaria base de usuarios, se acercan a esa idea de Metaverso. El Metaverso será mucho más.
Con el Metaverso aparecerá una economía virtual compartida y con ello, la necesidad de idear nuevas estrategias de comunicación, marketing, posicionamiento marca, etc. Como señala Cathy Hackl, futurista tecnológica (The Metaverse Is Coming And It’s A Very Big Deal en Forbes) esta nueva era del Metaverso desatará una creatividad asombrosa y abrirá nuevas fronteras y horizontes para las marcas y las empresas.
Y aquí es donde aparecen las Big Tech, que lógicamente quieren, de manera separada, ser “creadoras” de este universo futurista que, si bien es hoy por hoy ciertamente lejano, ha empezado a preocupar e interesar. Como dice Matthew Ball, ya veremos como va construyéndose, pero en cualquier caso será de manera progresiva y con la necesidad de un esfuerzo común (interés individual por parte de los monstruos tecnológicos), aunque ya existen proyectos de una gran cantidad de empresas emergentes que intentan crear experiencias tempranas de estilo proto-metaverso.
Por lo que se refiere a las iniciativas lideradas por el sector público, el gobierno de Corea del Sur lidera una “alianza metaversa” con la intención de crear un enorme ecosistema público-privado metaverso en el país.
La iniciativa lanzada en el mes de mayo por el Ministerio de Ciencia y Tecnologías de la Información y Comunicación, contó desde un inicio con los tres gigantes de las telecomunicaciones del país, SK Telecom Co., KT Corp. y LG Uplus, el fabricante de automóviles Hyundai Motor Co., la filial de Naver Naver Labs Co. y la filial de Kakao Kakao Entertainment Inc. (The Korea Economic Daily). Actualmente son ya más de 200 las empresas e instituciones dentro de la alianza, habiéndose hecho pública este mes la noticia de que Samsung se une a la iniciativa. El monstruo tecnológico no quiere quedar fuera de algo que parece puede ser viable en un país a la vanguardia de la tecnología.
El llamado universo Metaverso está creciendo más de lo pronosticado en el país coreano y el gobierno quiere liderar ese fenómeno, asegurándose de crear un espacio en el que todos puedan participar evitando los monopolios de gigantes tecnológicos y garantizando el bien común para Corea del Sur, en definitiva, en beneficio de sus ciudadanos.
El proyecto se está trabajando por varios grupos de expertos y uno de ellos está destinado al estudio de las cuestiones legales que la implementación de este universo virtual puede conllevar. Cuestiones legales que a nadie se le escapan, tales como protección de datos (e incluso de los llamados neurodatos), privacidad, consentimiento consumidor, seguridad cibernética, responsabilidad algorítmica, identidad digital, etc.
La creación de un Metaverso parece que no sólo está lejos por la complejidad tecnológica implícita en esta idea, según los expertos, sino también porque las nuevas realidades paralelas a la “real” probablemente requieran un complejo normativo ad hoc para dotar de seguridad jurídica a un mundo virtual en el que rebosarán las transacciones comerciales (o eso parece, porque de lo contrario no interesaría a nadie).
Este Metaverso “sectorial” surcoreano conllevará probablemente la creación de tribunales específicos en la jurisdicción asiática porque el tema de la jurisdicción competente es clave en este nuevo universo. Si se llegara, en años o décadas, a un Metaverso global el tema de la jurisdicción será esencial para la resolución de conflictos surgidos en un entramado de relaciones jurídicas “transjurisdiccionales”.
Habrá que estar atentos a este proyecto surcoreano.
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