El pasado mes de abril tuvieron lugar tres acontecimientos que pueden marcar el futuro de los llamados neurodatos. Como su nombre indica, los neurodatos consisten en el conjunto de información relativa a la actividad cerebral obtenida mediante el empleo de neurotecnologías avanzadas. Hasta la fecha ningún país se ha preocupado de su regulación y ello representa un serio peligro no solo para la privacidad de las personas sino también para su integridad mental.
El primer acontecimiento tuvo lugar el 12 de abril, consiste en la aprobación por la Comisión de Desafíos del Futuro, Ciencia y Tecnología del Senado de Chile de una reforma de su Constitución, en concreto del art. 19. Nº 1, con la finalidad de proteger la actividad cerebral y su información ante el posible abuso de neurotecnologías. Se trata de un proyecto de ley histórico que se completa con una futura ley de neuroderechos. Hasta el director cinematográfico Werner Herzog (Fitzcarraldo) ha filmado para un documental la aprobación del hito legislativo.
La segunda de las noticias ocurrió el 21 de abril, la Comisión Europea acaba de presentar su Propuesta de Reglamento sobre un enfoque europeo de la Inteligencia Artificial, más de la mitad de dicha regulación se ocupa de las restricciones a los algoritmos con potencial riesgo para las personas. Por primera vez se habla de neurodatos y machine learning. Recordemos que sin los algoritmos de la IA las técnicas de neuroimagen o reflejo de la actividad cerebral pierden su eficacia.
Finalmente, la revista Nature ha publicado el día 30, un artículo de investigadores de la Northwestern University en Estados Unidos y la Universidad de Hong Kong sobre la fabricación de un componente llamado transistor de sinapsis que según afirman permite por primera vez en la historia crear una máquina que aprende como el cerebro humano y es compatible con el tejido orgánico, con lo cual podría utilizarse en aplicaciones bioelectrónicas como la reparación de lesiones cerebrales o la ampliación de la capacidad humana.
Los neurodatos forman parte del internet de los cuerpos, el avance de la IA nos sitúa en un horizonte muy próximo a la superinteligencia o IA de segundo nivel que ya no necesita la intervención de los seres humanos, ¿hasta cuándo tenemos que esperar para que se adopten medidas de protección?
El ejemplo chileno es un buen comienzo, pero resulta inútil sin la coordinación de políticas de protección a escala mundial, los gigantes tecnológicos tienen desde hace tiempo puesta su vista en dispositivos que aprovechen estos avances científico-técnicos. Es fundamental que seamos conscientes, además de los beneficios para la salud y aumento de capacidades de los seres humanos, de los riesgos de la falta de control de los neurodatos. Sin debate y concienciación colectiva va a resultar muy difícil que la comunidad internacional reaccione.
Antonio Bardají Gálvez
Abogado especialista en tecnologías digitales.
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