Los smart contracts pueden ser más dinámicos que los contratos tradicionales formalizados en papel, ya que pueden construirse de tal manera que las obligaciones establecidas o su cumplimiento se adapten, se ajusten, en función de la información obtenida por un tercero de confianza.
Esta fuente de confianza se conoce comúnmente como “oráculo”.
Para entender mejor su funcionamiento, explicaremos brevemente la figura del oráculo de Delfos. El oráculo de Delfos estaba situado en un recinto dedicado al dios Apolo y fue uno de los principales oráculos de la Antigua Grecia. Su función era «responder» a las preguntas realizadas, normalmente, por el rey. Así, el oráculo trataba de dar buenos consejos, no de adivinar los hechos, algo que resultaba bastante fácil, ya que en dicho santuario siempre se disponía de las últimas noticias y acontecimientos. Es decir, los sacerdotes actuaban de fuente de confianza.
Los oráculos pueden ser programas informáticos individuales que almacenan y transmiten información desde el exterior de la red de blockchain, por lo que proporcionan un sistema para que los nodos basados en la blockchain interactúen con personas del mundo real y puedan reaccionar ante eventos externos.
Este sistema dinámico es muy útil en contextos de contratos financieros, donde muchas de las obligaciones contractuales están afectadas por circunstancias externas. Un ejemplo claro es el pago de intereses ajustado en función del cambio por referencia a variables distintas a las partes.
Figura: Smart contract en el ámbito financiero.
Ventajas de los oráculos
Los oráculos ofrecen una serie de virtualidades evidentes y ventajosas respecto de la contratación tradicional, que se relatan a continuación, entre otras.
- Los smart contracts son capaces de responder a condiciones cambiantes casi en tiempo real.
- Las partes de un contrato pueden hacer referencia a un oráculo para modificar los flujos de pago, o alterar los derechos y obligaciones programadas de acuerdo con la información recientemente recibida.
- Los oráculos también permiten determinar o actualizar obligaciones específicas del acuerdo, a partir del juicio subjetivo de una persona.
De esta manera, las partes pueden encajar en el modelo de ejecución determinista y garantizada de los smart contracts, promesas objetivas que se pueden traducir fácilmente en código.
Del mismo modo, pueden asignar a una persona que esté realizando una función de oráculo, la tarea de evaluar obligaciones que no pueden codificarse en lenguaje informático fácilmente, ya sea porque son demasiado ambiguas o porque requieren una evaluación subjetiva de los acontecimientos del mundo real.
Los smart contracts bien diseñados, al ejecutarse automáticamente, permiten reducir el riesgo de la contraparte y el riesgo de liquidación de las operaciones. Dos riesgos muy frecuentes cuando se llevan a cabo transacciones en el ámbito digital.
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