Ha llegado el momento de ser sinceros de verdad.
En unos pocos días celebraremos el primer aniversario de The Technolawgist, un medio que nació para convertirse en espacio de debate estratégico sobre Legal Tech e innovación legal y que en un año ha conseguido situarse como referente en el sector.
Si hay algo que ha caracterizado a The Technolawgist desde el primer día, es su independencia, rigor, pasión, pluralidad y la vocación determinada de compartir la vertiente más práctica del Legal Tech.
Nuestro objetivo siempre ha sido (y sigue siendo) explicar la tecnología para que cualquier abogado pueda entenderla. A la vez que vamos más allá de las apariencias para mostrar cuáles son los proyectos Legal Tech que se están desarrollando por startups y empresas consolidadas, las iniciativas implementadas en asesorías jurídicas y despachos, las medidas legislativas que están dando forma a este ámbito y los retos a los que cualquiera va a enfrentarse el día que decide que necesita más innovación en su práctica jurídica diaria.
En este sector también abunda el “fake it, till you make it” como en muchos otros sectores económicos. Por eso es tan necesario, tener la valentía de hablar sobre las verdades del Legal Tech, de una forma auténtica y basada en la experiencia.
Así ha nacido esta serie de artículos que bajo el título “Legal Tech en la vida real”, que explorará la cara sin filtros del Legal Tech.
Por mi parte, me encuentro en una posición, sin duda, privilegiada. Llevo suficiente tiempo interesándome por la tecnología y la innovación en el sector legal como para conocer a personas en multitud de jurisdicciones que se dedican a esto.
No os sorprenderá saber que todavía se trata de una comunidad relativamente pequeña. Esto implica que he tenido la oportunidad de ver lo que se cuenta de puertas hacia afuera y de descubrir algo de lo que pasa entre bambalinas cuando las personas bajan la guardia, y se intercambian impresiones sinceras sobre la realidad de la transformación del sector legal.
Es un camino rocoso, arduo, en el que cada uno ha de superar sus propios obstáculos y donde las recetas ajenas no siempre funcionan. También es un camino lleno de potencial y grandes satisfacciones.
Además, he tenido la oportunidad de trabajar en las asesorías jurídicas de tres empresas que se tomaban muy en serio la innovación y ahora, yo misma lidero este esfuerzo en mi propio equipo legal.
Cuando más abajo comparta mis reflexiones sobre lo que no se suele contar, recordad que hablo con conocimiento de causa. No os confundáis, esto no es una oda al pesimismo, ni pretendo dar argumentos a los más resistentes al cambio, pero hay que mirar las situaciones de frente, si realmente queremos cambiar de forma efectiva.
Esta es mi opinión (sesgada como todas), basada en la experiencia real, eso sí.
Lo que pocos se atreven a contar sobre Legal Tech
- Te sientes solo: incorporar herramientas tecnológicas a la prestación de servicios jurídicos o innovar en los procesos legales es una actividad que a la mayoría de abogados nos sitúa bastante lejos de nuestra “zona de confort”. En la Facultad de Derecho y en el día a día, perfeccionamos nuestras habilidades para identificar riesgos, mitigarlos y acercar las intenciones y objetivos de nuestros clientes al marco jurídico existente.
Sin embargo, existen pocas ocasiones en las que nuestro trabajo tenga que ver con un replanteamiento fundamental de la forma en la que “se hacen las cosas”. Cómo se implantan planes de eficiencia, cómo se mapean procesos y dinámicas, o cómo se establecen KPIs verdaderamente efectivos son habilidades que nos vemos impulsados a aprender por nuestra cuenta. Demasiadas veces el hype del Legal Tech, no deja translucir la realidad: todos estamos intentando descubrir y aplicar con los medios que tenemos a nuestro alcance estrategias de innovación efectivas y duraderas. Y eso no es nada fácil.
Antes de ponerte a hacer Legal Tech, suele producirse un periodo previo de estudio, exploración de opciones y comprensión de sus implicaciones. En este periodo inicial, lo más natural es sentirse abrumado, sin saber muy bien por dónde avanzar. El problema es que cuando vas a buscar referentes o quieres compartir experiencias con otros profesionales que operan bajo la etiqueta de innovación legal, te enfrentas a la complicada tarea de diferenciar a aquellos profesionales que ven la innovación desde las gradas, desde las páginas de los libros o los escenarios y aquellos con las botas llenas de barro, curtidos en las mil batallas que significa llevar el Legal Tech a la práctica. Los segundos escasean y sus aprendizajes son inestimables. - Más te vale saber priorizar: la clave para pasar de la teoría a la acción está en saber priorizar el problema que quieres abordar, en saber priorizar recursos y fijarse metas alcanzables. Aquí, la experiencia me dice que más vale ser específico, abandonar las aspiraciones de grandeza y hacer uso del pragmatismo.
A medida que diseñas el plan de acción, te das cuenta de que la mejor solución para tu problema, no siempre es una solución tecnológica. Hay muchas eficiencias que pasan por la mejora de procesos.
Incluso, cuando la incorporación de nuevas tecnologías es la respuesta, apostar por funcionalidades básicas suele ser una estrategia ganadora. Creo que son pocos los equipos legales cuyas necesidades y carencias actuales vayan a requerir la implementación de data analytics o complejos sistemas de machine learning. Al menos, en este momento. - El legado es un lastre difícil de vencer: la naturaleza del trabajo de los abogados y las presiones diarias, hacen difícil encontrar tiempo para planificar estrategias de cambio. Estas conllevan curvas de aprendizaje importantes para todos los miembros del equipo. Lo que implica que a la carga de trabajo diaria se añadirán horas extra para aprender y asimilar los nuevos sistemas, las nuevas herramientas y los nuevos procesos.
La innovación exige ser consciente de estas necesidades y dimensionar los equipos de manera adecuada. De otra forma, se corre el riesgo de que las iniciativas de cambio queden arrinconadas por la inercia del trabajo urgente y recurrente. Hay que aprender a lidiar con la resistencia y con el desafío de implementar cambios en culturas con inercias arraigadas.
Cuando nos referimos a legado, también es imprescindible hablar de legado tecnológico y de sistemas. Nuestro punto de partida en cuanto a sistemas tecnológicos, archivo de documentos y procesamiento de datos, también va a condicionar nuestra capacidad real de innovación.
Por último, es fundamental mantener una visión global, asegurarse de que cada herramienta que añadimos a nuestro ecosistema de trabajo pueda comunicarse entre sí. De lo contrario, nos encontraremos cautivos de sistemas limitantes que nos impedirán seguir avanzando hacia planes de innovación o automatización más sofisticados. - La batalla del presupuesto: La capacidad para hacer Legal Tech está directamente vinculada a los recursos que tengamos a nuestra disposición. Aquí viene una pregunta que me plantean a menudo pero que rara vez veo como se discute en foros de innovación: ¿Cómo conseguir que el CEO de mi empresa, el director financiero, control de gestión o el director de mi departamento dote de presupuesto mi iniciativa de Legal Tech?
No existe una respuesta única, habrá que ver la situación de cada empresa para elaborar los argumentos más persuasivos. Lo que está claro, es que parte de esa persuasión deberá estar sustentada en hechos y métricos sobre la operativa de la función legal que sean fácilmente medibles y sobre los que se pueda mostrar progreso. Las alianzas con otros departamentos o la inclusión de la transformación del equipo jurídico en otros proyectos de innovación a nivel de negocio podrán ser una fórmula provechosa. Tener apoyos en departamentos como el de tecnología, compras o ventas que afectan de forma directa a la facturación de la empresa también nos harán ganar credibilidad para nuestras iniciativas. - Asegúrate de cosechar alguna “victoria” en el corto plazo: es fundamental crear condiciones para alimentar la confianza de aquellos que han apostado por el Legal Tech, por ejemplo, proporcionando el presupuesto necesario o liberando parte de nuestra carga de trabajo para hacer actividades de innovación. De ahí, la idea de empezar por pequeñas metas alcanzables que nos conduzcan a victorias tangibles. Estos éxitos servirán para disolver prejuicios y reforzar el impacto de una estrategia bien planteada. Los “milestones” son esenciales para poder verificar que andas en la dirección correcta o rectificar en caso de que sea necesario.
- Un panorama plagado de startups: escoger el proveedor de servicios de Legal Tech adecuado, es otro de los grandes retos en estos procesos de digitalización. Nos encontramos en un panorama en el que existe un exceso de oferta, pero no es fácil encontrar una solución que se ajuste a necesidades particulares. Muchos están empezando y los productos y servicios requerirán múltiples iteraciones hasta alcanzar niveles satisfactorios de desempeño. Incluso las soluciones plug and play presentan grandes retos de integración.
Al mismo tiempo, empresas que ofrecen soluciones basadas en machine learning necesitan de ingentes cantidades de datos para perfeccionar sus soluciones. Datos que se aportan por los clientes y te acabas planteando quien aporta valor a quien. Se generan procesos de co-creación y co-desarrollo de herramientas y es muy importante ser consciente de estas dinámicas para establecer los modelos de precio adecuado y las medidas de protección de datos y confidencialidad necesarias.
Por último, el gran numero de startups que operan en el sector y la incertidumbre sobre cuales van a superar los rigores del paso del tiempo es otro factor determinante a la hora de escoger proveedor. ¿Podrán proteger los datos? ¿Qué pasa con el mantenimiento y la continuidad de la herramienta si dejan de existir en los próximos 12 meses? ¿Puede proporcionar las coberturas de seguro necesarias? ¿Qué riesgo estamos dispuestos a correr? - La innovación no es una tarea como otra cualquiera. Este es quizá el aspecto más inesperado de hacer Legal Tech. Promover iniciativas de innovación es una actividad de alto riesgo, si la comparamos con las circunstancias a las que se ven expuestos aquellos que mantienen el rumbo constante y evitan propuestas que lo pongan todo patas arriba. Innovar lleva asociado un desgaste personal (i) la necesidad de gestionar las resistencias del equipo, (ii) tener que aportar nuevas ideas de forma recurrente; (iii) enfrentarte a las críticas y el caos de los periodos de implementación de nuevas estrategias.
En definitiva, el Legal Tech es para los convencidos, para los atrevidos, para los que estamos dispuestos a ver nuestra labor criticada en pos de la mejora continua. La innovación nace de la convicción de que un escenario mejor es posible, un servicio mejor, y nos arriesgamos para demostrarlo.
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