Debatir sobre los diferentes usos de la inteligencia artificial se había convertido en una misión complicada en este medio. No es la primera vez que hemos reflexionado sobre si debíamos seguir adelante o no con un artículo. Que si esto se debe regular, que si lo otro sobrepasa los derechos humanos… La inteligencia artificial se había transformado en una especie de oveja negra para el sector legal. Un blanco fácil. Pero hoy, por fin, mostramos su potencial y su necesidad.
El pasado 9 de enero la Organización Mundial de la Salud alertó oficialmente de la existencia de un brote similar a la gripe en China (con Wuhan como epicentro del virus). El coronavirus, ya conocido por todos, se ha expandido peligrosamente y el número de muertos se eleva a más de 400.
Una semana antes del aviso, el 31 de diciembre, China había informado a la OMS de la aparición de 27 casos. A pesar de ello, la OMS decidió esperar y fue la inteligencia artificial la que destapó el virus.
La empresa canadiense BlueDot utiliza un algoritmo impulsado por inteligencia artificial que rastrea informes de noticias en idiomas extranjeros, foros de enfermedades de animales y plantas y comunicados oficiales para informar rápidamente de cualquier tipo de enfermedad. Así fue cómo, cuando el algoritmo detectó el coronavirus, BlueDot advirtió anticipadamente a sus clientes que evitaran zonas de peligro como Wuhan.
La inteligencia artificial contra el secretismo chino
Durante un brote es fundamental actuar con rapidez y la inteligencia artificial es la mejor arma para enterarse de lo que ocurre en un país que no se conoce precisamente por compartir información. La OMS, con un protocolo estricto, debía seguir las ordenes de los funcionarios chinos, hecho que retrasó diez días lo que ya había descubierto la inteligencia artificial.
Kamran Khan, fundador y CEO de BlueDot, explicó: “Sabemos que no se puede confiar en que los gobiernos proporcionen información de manera oportuna”. Khan tiene claro que el algoritmo no debe utilizar publicaciones de redes sociales y utiliza otros recursos para alimentarlo: “Tenemos acceso a datos globales de emisión de billetes de las aerolíneas. Así podemos predecir hacia dónde y en qué momento se moverán los residentes infectados”. De esta manera, BlueDot pronosticó que el virus pasaría de Wuhan a Bangkok, Seúl, Taipei y Tokio. Y acertó.
Inteligencia artificial con sello de calidad “humano”
BlueDot fue creada por Khan en 2014 y recaudó 9,4 millones de dólares en fondos de capital riesgo. En 2020 tiene 40 trabajadores, entre ellos médicos y programadores, que se dedican a diseñar el programa analítico para vigilar enfermedades a nivel mundial. El algoritmo analiza informes en 65 idiomas, que automáticamente se cruzan con datos de aerolíneas y con informes de brotes de enfermedades de animales.
En otras palabras, el algoritmo casi perfecto. Para serlo, y como insistimos siempre en este medio, es necesario el análisis humano. Una vez están todos los datos recopilados es fundamental la verificación de los datos desde un punto de vista científico. El último paso consiste en enviar el informe a los distintos clientes: gobiernos, empresas y salud pública.
La tecnología está cambiando nuestra forma de vivir y nuestras costumbres. Para algunos, se están sobrepasando los límites, pero, para otros, su utilización nos hace mejorar aspectos fundamentales en la sociedad. Debemos adaptarnos y esforzarnos por ir de la mano de la tecnología. Reinventarnos. En definitiva, evolucionar.
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