El ecosistema Legal Tech tiene una peculiaridad esencial que lo diferencia del sector legal tradicional, el Legal Tech agrupa a profesionales con bagaje diametralmente opuesto. De acuerdo con Eric Chin los stakeholders esenciales del ecosistema Legal Tech son los siguientes:
Legisladores: marcando el marco regulatorio en el que se desarrolla el Legal tech a las normas que regulan el desarrollo de herramientas tecnológicas (como, por ejemplo, las impulsadas por inteligencia artificial). Además de como promotores de políticas de innovación.
Inversores: fuente de financiación esencial para la existencia del ecosistema Legal Tech, financiación de startups y desarrollo de herramientas tecnológicas. Aquí tenemos fondos de capital riesgo especializados en el sector Legal Tech como por ejemplo, NextLaw Ventures o fondos que financian procedimientos legales a gran escala, como Burford Capital.
Ingenieros/Técnicos: que aportan el conocimiento técnico necesario en el desarrollo de herramientas tecnológicas, desde software a inteligencia artificial.
Estudiantes de Derecho y Facultades de Derecho: que por un lado preparan a los futuros profesionales del Derecho y también ofrecen la posibilidad de dotar de conocimiento y herramientas a los profesionales que llevan ejerciendo durante algún tiempo. Son asimismo foros de reflexión y debate alrededor de los que se organizan las conferencias más prestigiosas sobre Legal Tech. Por último, son fuente de colaboración e intercambio de conocimiento, también a nivel internacional e impulso de startups que operan en este sector.
Colegios de abogados y otras asociaciones: estableciendo el marco regulatorio bajo el que se prestan servicios jurídicos e impulsando la innovación desde dentro del sector, especialmente haciendo llegar la innovación a la gran mayoría de abogados que trabajan como autónomos o en pequeños despachos de 2 o 3 profesionales.
Clientes y compradores de servicios legales: fundamental, marcando la pauta con sus necesidad y requisitos. Todo el sistema Legal Tech gira en torno a la prestación de un mejor servicio a los clientes y la mejora del acceso a la justicia. Son los que tienen el desafío de implementar estrategias Legal Tech, se benefician de los productos y servicios Legal Tech y, en gran medida, ayudan a perfeccionarlos con su feedback y experiencia. La realidad de las empresas Legal Tech es que sus productos sufren numerosas iteraciones, rondas de co-creación de la mano de los clientes que las utilizan.
Empresas Legal Tech: aquellas empresas que deciden apostar por la creación de los nuevos productos y servicios legales.
Despachos de abogados: un porcentaje significativo de despachos de abogados es impulsor relevante de la innovación en el sector.
La convivencia de todos estos grupos de profesionales, con intereses propios y comunes, así como la creación de grupos de trabajo multidisciplinares que garantizan la viabilidad del sector Legal Tech, tiene ciertas exigencias desde el punto de vista cultural y operativo. Alinear las necesidades, expectativas y formas de trabajo de los distintos colectivos es básico para que la implementación de los proyectos Legal Tech sea un éxito. Esto exige mano izquierda, empatía, apertura y comprensión por parte de todos los que formamos parte del entorno Legal Tech, para entender las necesidades empresariales y las circunstancias/limitaciones bajo las que se está produciendo este cambio.
La comunicación efectiva entre abogados e ingenieros (léase, técnicos, desarrolladores de productos tecnológicos o herramientas Legal Tech, científicos de datos, expertos en automatización de procesos, expertos en inteligencia artificial) no puede darse por sentada. Este es uno de los primeros retos a los que se enfrentan los fundadores de empresas Legal Tech que solo cuentan con experiencia legal al intentar encontrar desarrolladores de sus ideas. De la misma forma que los abogados de empresa suelen encontrarse en situaciones similares cuando tienen que contratar por primera vez con proveedores Legal Tech.
Es más, en la comunicación y colaboración entre estos dos grupos de profesionales (abogados v. ingenieros) es donde se producen el mayor número de fricciones y retos para la implementación efectiva de herramientas individualizadas y la creación de soluciones personalizadas.
Cuando trabajamos con proveedores Legal Tech, es probable que estos interactúen con el equipo informático del despacho o empresa, más de lo que lo había hecho ningún otro proveedor legal hasta el momento. Sus responsabilidades se extienden desde la presentación de la herramienta, la instalación, la formación de los equipos que interactúan con ella (legal, informático, compras o ventas, según el tipo de herramienta) y su mantenimiento y actualización. Por tanto, el equipo legal estará obligado a interactuar con otros departamentos de forma todavía más estrecha.
Aquí no se trata para el abogado de aprender programación para poder construir Legal Tech, sino de entender la lógica desde la que opera el profesional técnico con el que estamos construyendo las herramientas. ¿Cuáles son algunas de las ideas más recurrentes? La necesidad de establecer secuencias estructurales lógicas, paso a paso que traduzcan los procesos legales a un formato de diseño lineal que pueda ser traducido al lenguaje informático. Por oposición a la mente creativa del abogado, que a veces peca de multitasking, operando en múltiples direcciones a la vez.
Realizar este tipo de procesos de traducción de dinámicas de trabajo a una cadena de acontecimientos lineal, (en otras palabras, la actividad de mapear los procesos bajo los que operan los abogados) saca a la luz los espacios de mejora, las oportunidades, los puntos donde tiene sentido automatizar y en definitiva, busca eficiencias.
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