Déjame preguntarte esto: ¿a quién podemos creer? ¿En quién podemos confiar? Te voy a dar un segundo para que puedas pensar la respuesta. Si has mirado a tu alrededor y has decidido que la única persona en la que realmente puedes confiar eres tú. No estás solo.
Rohit Bhargava llama a esta experiencia “Thruthing”, derivado de truth verdad en inglés. Bhargava considera que es una de las tendencias clave en 2019, que se trata de la búsqueda personal en la que los hechos nos llevan a cada uno de nosotros (para bien o para mal) a confiar en la observación directa, la experiencia personal, las interacciones cara a cara, y las opiniones de aquellos que miran, hablan y piensan como nosotros.
Los sistemas legales, desde su inicio, han tenido la intención de convertirse en un sistema que brinde confianza entre las partes que no se conocen entre sí. Cuando no estábamos seguros sobre la persona que teníamos delante, siempre podíamos recurrir a los principios legales para encontrar certeza y orientación sobre cómo avanzar. La sociedad está construida sobre la confianza. Confiamos en que los bancos mantendrán nuestro dinero, confiamos en que los gobiernos administren e inviertan nuestros impuestos, confiamos en que los hospitales administren nuestros registros médicos, confiamos en que… ¿En qué confiamos?
El rápido desarrollo de las herramientas tecnológicas, que permiten la manipulación absoluta del contenido de vídeo y audio, está cambiando las reglas con las que solíamos jugar, véanse las noticias falsas (fake news) como un ejemplo ilustrativo.
Giorgio Patrini explica en su artículo titulado “Commoditisation of AI, digital forgery and the end of trust: how we can fix it”, que en castellano sería algo así como, “la comoditización de la inteligencia artificial, la falsificación digital y el fin de la confianza: cómo podemos arreglarlo”, algunas de las claves sobre el tema.
Patrini comparte que el significado de las reglas probatorias en procedimientos legales y la confianza se verán altamente cuestionadas. Además, argumenta que los pilares de la sociedad moderna como la información, la justicia y la democracia se verán sacudidos y pasarán por un periodo de crisis. Una vez que las herramientas para la fabricación de vídeos y audios falsos se conviertan en productos básicos al alcance de cualquiera, los efectos serán más dramáticos que el fenómeno actual de las noticias falsas. Según Giorgio, en los círculos tecnológicos, solo se discute a nivel filosófico y no se conoce una solución efectiva en este momento.
Otros apuntan a las tecnologías blockchain para cerrar la brecha abierta por las manipulaciones digitales en la confianza. Los datos almacenados en blockchains se pueden compartir en tiempo real entre un grupo de individuos e instituciones. Cada evento o transacción tiene sellado el tiempo en que se llevó a cabo y se convierte en parte de una cadena larga. Así pues, forma un registro permanente e inmutable que no puede alterarse después del hecho. Este es uno de los motivos por los que la tecnología blockchain se está volviendo más y más atractiva.
Los filtros burbuja como generadores de confianza
Los filtros burbuja son el resultado de una búsqueda personalizada por un algoritmo. A través de predicciones, se muestra al usuario la información que le gustaría ver (en base a su localización, historial de búsquedas, elementos a los que dio clic en el pesado, etc.). Por lo tanto, los usuarios evitan leer información que no coincide con sus puntos de vista y se aíslan en una “burbuja” ideológica y cultural propia.
El ciberactivista Eli Pariser acuñó el término, explicando que los usuarios están menos expuestos a puntos de vista conflictivos y que consiguen estar aislados intelectualmente en su propio sesgo informativo. Pariser explica un ejemplo en el que dos usuarios realizan la siguiente búsqueda en Google: “BP”. Uno obtiene como resultado noticias acerca de British Petroleum y el otro acerca del derrame de petróleo Deepwater Horizon, además de un hilo de noticias personalizadas de Facebook.
Los filtros burbuja se convierten en un universo propio, único y personal de información. Cada uno obtiene información distinta pero no puede decidir qué le interesa y tampoco puede ver qué se ha eliminado u obviado.
Posibles formas de crear o generar confianza digital
Definir la confianza es una ardua labor. La confianza es un sentimiento, una expectativa. Es decir, es una percepción subjetiva. Cuando confiamos en alguien o algo, asumimos que todo estará bien, que no nos lastimarán, dañarán o perjudicarán, y que la relación hará prosperar a ambas partes. La confianza es clave para la estabilidad. En definitiva, es la pieza central del sistema legal, ya que lo hace fiable. De esta forma, cualquier innovación que se opere debe preservar la fiabilidad del sistema.
Cuando nos damos cuenta de que la confianza se basa en la proximidad, la familiaridad y las reglas compartidas, es más fácil comenzar a ver hasta dónde podría estar una posible solución. La transparencia y la capacidad de conocer la identidad de los usuarios son dos elementos clave para cualquier solución dirigida a aumentar la confianza en las economías digitales en las que vivimos actualmente.
Por esta razón, las firmas digitales y la identificación de usuarios digitales son herramientas clave que pueden ayudarnos a reducir la incertidumbre en torno al contenido digital manipulado, incluso si no se trata de una solución perfecta. En cierto modo, cuidar nuestra reputación digital será cada vez más importante a medida que nos adentramos en economías aún más digitalizadas. Crear comunidades que, a su vez, verifican la información y sirven de control y equilibrio para el contenido manipulado son otra posibilidad para restaurar la confianza. Por esta razón los influencers están teniendo un gran impacto. Cada vez creemos menos en las grandes marcas o en los medios tradicionales. Creemos en una persona con la que sentimos una conexión especial y esta persona a su vez filtra la información relevante para nosotros.
Los abogados, como asesores de confianza de nuestros clientes, tendremos que desempeñar ese papel, siendo extremadamente cuidadosos al tratar con contenido digital en la práctica de nuestra profesión legal.
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